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lunes, 7 de noviembre de 2016

El Vacío

Observa y aprende. Ya nada te sorprende. Siente. Aférrate a él. Obsérvalo con amor. Aprende a convivir con él. Aprende de él. Siente su presencia. Cómo te atrapa. Cómo se hace presente. Cómo te reflejas en él. Hoy estás solo tú, y él. No intentes reemplazarlo. Ése es su espacio. Te ocultas. No quieres verlo. Cuesta mirarlo. Te hace daño. Insistes. Lo logras. Entiendes el porqué. Era necesario. Es necesario. Finalmente comprendes, y aprendes a transformarlo. El vacío. Parte de vos. La vida misma.

lunes, 25 de julio de 2016

¿Porqué publicamos lo que publicamos, y porqué hacemos lo que hacemos?

Me pregunto por qué publicamos en las redes sociales, lo que publicamos. Por qué hacemos lo que hacemos, y decimos lo que decimos. Porque sí, porque no. ¿Nos hace sentir mejor? ¿Baja autoestima para unos quizá? ¿Informar? ¿Qué tipo de información quiero brindar al otro? Todos tenemos NUESTRO porqué, detrás de una publicación virtual o de una opinión emitida. Detrás de un accionar, detrás de un hacer. Algunos quizá, necesitan con urgencia el mimo de un "me gusta" o el comentario del otro ante lo que publica, dice o hace. Quién sabe. El intercambio. ¿El halago? Algo tan efímero como un "me gusta" pero con tanta importancia para muchos en estos tiempos donde la virtualidad ha tomado una preponderancia y una naturaleza de tamaño espacio dentro de nuestras vidas, que por momento me cuestiono ¿es peligrosa?. Donde es en estos tiempos de corridas, que el abrazo y el encuentro en persona ya no abundan. Otros, puede que pidan a gritos atención. "¡acá estoy, no se olviden de mí, miren lo que hago! (foto o lo que sea), quién sabe. Está perfecto. Podés juzgarlo (?), pero la verdad es del otro. Su porqué es propio. Lo que está sintiendo también. Algunos, tal vez sólo quieren compartir su forma de pensar, de ser, de transmitir lo que sienten y piensan. Lo que aman hacer. Su trabajo, su familia, aquello que los hace felíz, ese instante. Ese viaje. Ese sentir que se encuentra encerrado y decide salir, y tal vez como es el caso de muchos hoy día, utilizar las redes sociales o ese espacio abierto, para conscientizar sobre diversas problemáticas y hechos que tal vez poco importan al otro, y mucho importan a uno, incitarlo a aprender música, o lo que sea. Llamar a la reflexión. Quién sabe. ¿Vos sabés?¿Nos conocemos?¿Cuánto? El otro y su YO, juzgarán siempre tu publicación, tus dichos, tu accionar, basado en sus creencias, punto de vista, autoestima, afinidades o no con eso y tu persona, inseguridades, miedos, egos. Y te etiquetarán. Las famosas etiquetas. Que si sos de derecha, de izquierda, carnívoro, vegano, que si sos humilde, que si tenés algún tipo de problema, que si esto, que si lo otro, y también sacarán conclusiones basadas en qué pensará uno si el otro comenta o da "me gusta" a tu publicación u opina en tu decir o tu accionar. Y en consecuencia, se acercarán o alejarán de vos. Sí, somos humanos. Aquellos, puede que crean tener la certeza sobre tu forma de pensar en ese instante. Del porqué de lo que escribís. Del porqué de lo que hacés. Creerán saber quién sos. Porque el otro, tal vez cree saberlo todo, y juzga. Sí, somos humanos. Más allá de la empatías o no por una persona, y lo que dice y/o hace, pienso que estaría bien trabajar en respetar desde lo más profundo al otro. Creo no es sano juzgar. Laburar el prejucio que genera constantemente tu mente, sobre lo que el otro dice, hace, escribe o siente. Y tener la humildad de asumirse como persona, y asumir al otro como un otro, igual a vos. Lleno de defectos y de virtudes. Identificarnos como raza o como especie. Conocernos a nosotros mismos, y con humildad tratar de crecer y aprender. ¿Eso somos? ¿Y vos quién sos? ¿Para qué estamos? ¿Somos lo que hacemos y lo que decimos? Mi respuesta es: Depende para quién. Uno sabe quién es. El otro, es el otro. No te tiene que gustar. Está para leer. Está para reflexionar. Gracias por leer.

lunes, 6 de junio de 2016

En nombre del "Amor", se permiten abusos de poder, mentiras, indiferencias, maltratos físicos y psicológicos. Se permite al otro destruir de a poco tu capacidad de brillar. Tu sonrisa. Que la oscuridad del otro avance sobre tu luz, que lo tóxico del otro te intoxique y que su desamor destruya tu ser. Y un día sin darte cuenta, el daño fué tan grande, que vos ya sos en parte, el otro. Y lo reproducís. El daño que te hicieron, ahora lo hacés vos. Te transformás en el otro, te mimetizás. Darse cuenta, es en parte el primer paso para volver a brillar. Para volver a sonreír.